• Antonio Alonso Patallo - el golf es un compañero de vida

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    07 de Agosto de 2018
    Antonio Alonso Patallo - el golf es un compañero de vida

    Antonio Alonso Patallo

    Antonio Alonso Patallo, el golf es un compañero de vida


    Crearon el primer campo natural en Fuerteventura en 1985 y hoy sigue jugando en los 5 que existen en la isla majorera

    ¿Puede compaginar su actividad como Pintor/Escultor y miembro de la Real Academia Canaria de Bellas Artes con el Golf?

    Mi devenir profesional no ha supuesto nunca ningún problema, más bien diría que me permite hacerlo desde una perspectiva privilegiada. A lo largo de cada recorrido me sigo sorprendiendo de los maravillosos entornos donde se desarrolla el juego, hasta el punto de que muchos de mis paisajes son un reflejo de ellos.

    ¿Cómo comenzó en el mundo del golf?

    Allá por 1985, en Fuerteventura practicábamos, entre otros deportes, el de hacer campo a través en moto. Éramos tres amigos: Francisco Retamal, Isaac Fernández y yo. En una de nuestras salidas por los marcianos paisajes majoreros, caí en un barranco y me fracturé el peroné.  A partir de ese día decidimos que teníamos que buscar un deporte menos peligroso para practicar en nuestra bella isla por muchos años. Y de una nutrida lista de opciones vinimos a elegir uno que apenas conocíamos: el golf.

    En un viaje a Madrid nos hicimos con palos y bolas, pero nos seguía faltando el campo, problema que solventamos con las Dunas de Corralejo. Diseñamos el recorrido como nos pareció y usamos banderas de hierro con el número del hoyo calado fijos a un cubo de cemento. Para los hoyos usábamos tubos de PVC que amarrábamos a la bandera a fin de saber dónde se encontraban cada vez que íbamos a jugar. Pero el animoso viento de la isla desplazaba la arena y los hacía desaparecer en más de una ocasión.

    A principios del 92, nos llamaron desde el campo de Costa Teguise en Lanzarote para decirnos que un profesional del golf, Txomin Hospital, estaba muy interesado en conocer a esos locos que jugaban en las dunas. Se desplazó a Fuerteventura y se quedó tres días con nosotros para enseñarnos a jugar en la arena. Se quedó encantado y nos dijo que nuestro campo era “el Augusta de los campos naturales”, hasta el punto de que, de regreso a Barcelona, publicó un reportaje en una revista de golf.

    ¿Qué le ha aportado el golf durante todos estos años?

    El golf ha sido uno de los grandes descubrimientos de mi vida y considero necesario hacer mención a una persona que, aunque ya no está, fue y sigue siendo fundamental para mí. A mediados de los años 80 tuve otro grave accidente al ser atropellado en Las Palmas de Gran Canaria y, cuando me metían en el quirófano con la pierna destrozada, la única pregunta que le hice al doctor fue si podría seguir jugando al golf. Me dijo que no me preocupara, que con tiempo y tesón nadie pararía mi swing. Ese doctor era Julián Herdocia, extraordinario profesional, casualmente gran jugador de golf, pero mejor persona y amigo para toda la vida.

    Tras 4 años de lenta y tortuosa recuperación pude compartir con él muchos partidos en diferentes campos de golf de las islas y cada vez que salgo a jugar no puedo evitar tenerlo presente.

    ¿Sigue disfrutando de la competición?

    Juego al golf tres o cuatro veces en semana. En Fuerteventura tenemos ya cuatro campos, lo que ha supuesto toda una revolución en este deporte, practicado ya por más de 100 jugadores afincados en la isla y otros miles que llegan continuamente desde la península y el extranjero. Pero como a todos, a mí me gusta probar en diferentes lugares, y en estas fechas aprovecho las vacaciones para participar en otros torneos que se organizan aquí en Gran Canaria. Compito para ajustar mi handicap, poner a prueba mi juego y, sobre todo, para reencontrarme con los numerosos amigos que he hecho a lo largo de los años. Para mí es, sin duda, lo mejor de la competición.

    ¿Qué cree que debería mejorarse en el golf canario?

    Creo que el golf canario goza de buena salud, basta mirar los estupendos resultados de Rafa Cabrera. Pero ya que toda labor siempre es mejorable, me gustaría hacer hincapié en los jugadores senior, quizá el colectivo con mayor número de licencias.  Reivindicaría un mayor número de torneos a lo largo del año, haciendo un llamamiento a los campos para que los green fees sean más asequibles.

    ¿Podría crearse un torneo de golf como plataforma de comunicación para proteger el patrimonio de Fuerteventura?

    Cualquier evento que se haga a favor del patrimonio, venga de donde venga, siempre será bien recibido. A mí me gusta, siempre que puedo, hablar sobre la cultura tradicional, pues es la herencia de nuestros mayores y la que nos diferencia e identifica como pueblo.  Y esa misma será la herencia que dejemos a nuestros hijos, con el deber de entregárselo si no en mejor estado, al menos en las mismas condiciones en que nosotros la recibimos.

    Los grupos de jugadores de golf en Fuerteventura hemos apostado siempre por todas aquellas causas que luchan por colectivos que lo necesitan: Cruz Roja, Manos Unidas… Y estoy seguro de que el día que se organice un torneo por el patrimonio, tendrá también la respuesta que se merece.

    ¿Un deseo para el arte y el golf?

    Creo que podría ser interesante un certamen que aunara las dos cosas, aunque seguro que en otros lugares esta idea ya no es nueva. En este caso podríamos hablar de algo así como “el golf visto por los artistas”, un evento que fusione las dos disciplinas y dé pie a nuevas miras. Es una idea cuanto menos interesante.

    Mi amigo Pedro Suárez, delegado de la Federación en la isla y defensor como pocos de este deporte, seguro que recogerá el guante.

    MARÍA CASTILLO

     

     

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